Las pequeñas y medianas empresas
(PYME) son el motor de la economía y una conocida fuente de
empleo. Una PYME es sostenible cuando asume un
comportamiento responsable y respetuoso con las necesidades sociales y
medioambientales de su entorno. Una PYME sostenible crea valor; y no sólo valor económico, sino
también valor ambiental y valor social. Resulta evidente que, cada día, la
sociedad exige más y mayor compromiso por parte de las PYME con su entorno. La
sociedad espera que las PYME reviertan, en cierta medida, parte de sus
beneficios en la sociedad, tanto en términos de creación de riqueza, empleo,
innovación o conocimiento, como en términos de apoyo a proyectos sociales,
culturales o ambientales. Las PYME que desarrollen esta estrategia, sin duda,
serán más valoradas por sus stakeholders, lo que debiera redundar en una
posición más sólida y competitiva dentro del mercado.
Sin perjuicio de lo indicado; propongo
que este tema corresponde analizarlo – como seguramente bien podría decir hoy
día Karl Marx “cada cual en función de sus
necesidades” para que contribuya a la sostenibilidad “cada cual en función de sus posibilidades”. En este sentido, no
todo el esfuerzo por ser sostenible y responsable debiera recaer en la PYME o
el emprendedor en cuestión. Por de pronto, tal y como acabo de mencionar; creo
que hay que esperar que las actividades en materia de RSE que hagan las PYME y
emprendedores sean en función de sus posibilidades y que por tanto no debemos condenarlos
o criticarlos por lo que hagan, siempre que la intención sea positiva y no tan solo
producto de un ejercicio de “greenwashing”.
Más allá del rol que – con relación
a la sostenibilidad y creación de valor económico; ambiental y social - contemplemos
para la PYME y para el emprendedor en sí; y más allá de la responsabilidad
social del Estado en lo atinente a su obligación de promover la existencia de
PYMEs y emprendedores sostenibles y responsables; cabe destacar que existen múltiples
formas en las que las empresas líderes
en un país o región, pueden promover,
apoyar y apalancar el compromiso en materia de RSE y sostenibilidad por parte
de las PYME y emprendedores locales.
Mi experiencia en materia de
programas de RSE para emprendedores y PYME
Sin la menor intención o
pretensión de establecer un catálogo taxativo sobre las formas en que una
empresa (llamémosla “promotora” de la
actividad de RSE) puede relacionarse con las PYME u emprendedores
locales; propongo considerar los siguientes tres tipos de relaciones que pueden
llegar a establecerse entre la empresa promotora y la actividad de RSE a incentivar:
1. Programas dirigidos
a actuales o potenciales integrantes de la cadena de suministro de la empresa
promotora.
2. Alianzas y programas para potenciar un tipo de actividad económica en
particular (aunque no necesariamente relacionas con las actividades de la
promotora).
3. Programas de formación
de emprendedores u apoyo a las actividades de las PYME que no tienen por objetivo
ningún tipo de industria ó sector en particular.
Programas relacionados con la
actividad de la empresa promotora
El primer tipo casi que viene de
suyo, cuando la empresa promotora adopta la decisión de desarrollar actividades
en un nuevo territorio. Es una suerte de “responsabilidad
social empresarial auto-interesada” si se quiere ó – como está de moda llamarla
ahora – una oportunidad de “co-creación
de valor compartido” entre la empresa promotora y sus proveedores /
clientes.
Respecto a este tipo de
experiencias, lideré un proyecto destinado a cubrir las eventuales necesidades
de mano de obra calificada – en la localidad de Entre Ríos, Cochabamba, Bolivia
- de la empresa en la que trabajaba. En concreto, trabajé junto con ONGs,
autoridades municipales, miembros y representantes de la comunidad relevante,
en la concepción y diseño de un colegio bachillerato con orientación tecnológica
destinado a la capacitación de una parte de la población local en ciertos
oficios altamente demandados tanto por la empresa en que trabajaba, como por
otras de la región: mecánica; soldadura; etc. Nos propusimos que - en una zona
con un alto grado de desocupación y empleo agrario - los eventuales jóvenes bachilleres
graduados o en formación en el instituto tecnológico, pudiesen ser empleados
por la empresa promotora o por sus sub-contratistas; trabajar en forma
independiente ó recibir por parte del centro de formación suficiente formación
profesional y asistencia como para permitirles crear empresas de servicios para
atender la demanda regional.
Programas de Desarrollo Económico
Local no necesariamente relacionados con la actividad de la empresa promotora
Dentro de la segunda categoría podemos
contar a los sistemas de alianzas estratégicas para el desarrollo económico
local. En mi experiencia consistieron primordialmente en acuerdos de
colaboración e inversión público-privado celebrados entre la empresa promotora;
el municipio (autoridades del territorio en el que la empresa promotora
desarrolla su actividad), ONGs y comunitarios.
Como parte de la “licencia social para operar”,
desarrollábamos actividades que, sin ser de carácter intrínsecamente filantrópico,
contribuían en forma independiente de la actividad y los objetivos económicos
de la empresa promotora, a incrementar el valor social asociado con su
presencia y actividad en ciertos territorios. Este tipo de programas se
enfocaba en el desarrollo económico de los municipios impactados (como actor económico
y generador de externalidades positivas y/o negativas) por la presencia de la empresa
promotora, aunque no guardaban estrecha relación ni con la industria; ni con las
actividades comerciales de la empresa
promotora (incluyendo su cadena de suministro).
Así por ejemplo, trabajando para
una empresa petrolera, evaluamos la implementación de un proyecto de silvicultura
(desarrollo y explotación de un bosque de maderas tropicales); con los
siguientes aportes:
- Municipio: donación o usufructo por parte del proyecto, de tierras fiscales ociosas.
- Empresa promotora: financiamiento de los gastos de capital y operativos.
- Comunitarios: mano de obra remunerada.
- ONGs: plantines; dirección del proyecto, know-how sobre cultivo de bosques tropicales y su comercialización.
Bajo este esquema la inversión inicial de la empresa promotora sería acompañada de desembolsos adicionales regulares hasta que el producto de la venta de la madera permitiera que el proyecto contase con ingresos suficientes como para garantizar la sostenibilidad del ciclo de producción.
Programas de formación de
emprendedores u apoyo a las actividades de las PYME
Otro tipo de categoría de programas
de formación de emprendedores y fortalecimiento de PYME lo constituyen aquellos
que no benefician en forma directa a la empresa promotora; ni pretenden guardar
estrecha relación con el programa municipal / territorial de desarrollo
económico; sino que buscan por sobre todo, propiciar la actividad emprendedora
en la región en que opera la empresa promotora ó contribuir al fortalecimiento
de algún aspecto de la actividad económica de las PYME.
A modo de ejemplo de este tipo de
programas, desde mi rol en la empresa promotora, he podido participar y
gestionar – como parte de la labor filantrópica y de relaciones públicas de la
empresa en que trabajaba y por tanto no necesariamente vinculada con sus aéreas
de operación - la creación de fundaciones y organizaciones sin fines de lucro orientadas
a facilitar la labor de los emprendedores y PYME.
La empresa promotora – con relación
a este tipo de programas - normalmente dona recursos y colabora incluso con recursos
no monetarios, incluyendo el tiempo de su personal, para promover la creación o
apoyar el funcionamiento de programas tales como Junior Achievement ó YouthBusiness Initiative; ó para desarrollar
programas de capacitación y apoyo
a la exportación de las PYME tal y como lo hacen la Fundación Gas Natural y
la Fundación Standard Bank.
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